Soltando a Economía
- Andrea Peters
- 3 mar 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar 2024
Se dice que se debe perdonar siete veces siete, pero ¿qué hay en cuanto al límite de intentar y aferrarse a ciertas situaciones como el amor, amigos, carrera y sueños? ¿Cuántas veces se debe intentar? O lo que es lo mismo, ¿cuándo es el momento de soltar?
Soltar, Dejar ir
Palabras tan simples, pero tan complicadas; un proceso no lineal, tan complejo y tan exhausto. Fácil de decir, desafiante lograr. ¿Pero cuándo el alma toma finalmente las riendas para renunciar, soltar y liberar?
Nos aferramos con la convicción de que si tratamos una vez más las cosas tendrán el desenlace que esperamos—una última vez donde la diferencia se va a marcar. Sin embargo, nos encontramos al inicio de un círculo al que ya le hemos dado infinitas vueltas, a diferente velocidades y pasos con un mismo resultado. Qué exhausto es sostener y que liberante el dejar ir.
Contratos Energéticos
Nos aferramos a una idea y sentimiento, a la pintura que pincelamos en nuestra mente, más no a la persona o situación. Nos aferramos a la necesidad de sentir o somos cuando estamos junto a aquello. ¿Qué es lo que la otra persona o situación me da que me nutre de tal manera? ¿Por qué nos rehusamos y evitamos abrir nuestra mano y soltar?
Un tiempo atrás, escuché en una charla de Enrique Delgadillo acerca del concepto de contratos energéticos--aquellos contratos de energía que llevamos con ciertas personas, cosas o situaciones. Cuestionándonos, ¿qué es lo que tal persona o situación nos da que necesitamos y creemos que nosotros no podemos darnos a sí mismo? Se dice que Y no podría tener una conexión con X a menos que Y no estuviera necesitando algo de X. ¿Qué es lo que X me da que yo necesito? ¿Es el cariño, la validación, los abrazos, los planes a futuro, estatus o una cierta situación? Identificando ese factor y una vez que entendemos que aquello que determinada persona, o situación nos da podemos darnos a nosotros mismos, el contrato se rompe.
El despertar de conciencia nos lleva a soltar y romper ese contrato energético. Soltamos aquello que creemos necesitar de determinadas personas o situaciones, pero que sin embargo nosotros nos lo podemos dar. Fácil leerlo, otra vez, complejo ejecutarlo.
Una mirada a Economía

En mis veintes me aferraba tanto a mis relaciones de pareja, amigos, estudios, y me costaba (y sigue costando) soltar. Me aferraba a mis relaciones de pareja por miedo a sentirme sola. Me perdía y olvidaba de mí misma por miedo a la soledad, a extrañar y a sentir la pérdida como un abandono. En cuanto a mis estudios, en particular a mi carrera, ahora observo desde la madurez que me aferraba a ellos como un escape emocional para no enfrentar las cosas que no iban bien en aquel entonces. Si algo no funcionaba en un área, no había problema, lo dejaba de lado y me enfocaba en otra área. Dejando atrás sin procesar lo que esto fuera y siguiendo adelante con mi vida, “¿Qué sigue?”
Me gradué del colegio y sabía que quería estudiar en otra ciudad, independizarme y regresar a casa de visita los fines de semana. La idea de elegir una carrera la enfoqué más en querer independizarme que analizar cuál era mi pasión y como me veía en un futuro. Solo pensaba en estudiar en otra ciudad e independizarme--la universidad era mi salida y la agarré muy fuerte y me aferré. ¿Qué estudiar? No le dí muchas vueltas. Economía suena bien, una carrera de las clásicas en aquel entonces. ¡Economía es!
Pasé el pre-curso universitario con buenas calificaciones, como era costumbre conmigo. Pero una parte dentro de mí no estaba segura, una vocecita me decía que pensara bien y, aunque había una banderita roja, la dejé pasar. Economía no iba conmigo, era una relación de amor y desamor, de tira y jale, pero la quería a toda costa porque representaba ser independiente. Centraba mi energía en estudiar, mis amigos, no parar y no sentir. Mi autopiloto estaba en GO, olvidando lo que en mi vida no funcionaba, sin opción a parar y reflexionar. Inconscientemente, no me lo permitía.
Me aferré a Economía por un año y medio; algunas clases me gustaban y otras me desgastaban emocionalmente. No quería cambiarme de carrera, sentía que amaba lo que me podía dar y tenía miedo correr el riesgo de que me regresaran a casa y estudiar en la ciudad donde crecí si me cambiaba de carrera. Sentía pena de haber hecho gastar a mis abuelos en vano. Me aferré y seguí. Seguí hasta que el universo me dió varios empujones y me caí de la silla. Perdí dos materias de las siete que había tomado en el primer semestre. En el segundo semestre perdí de nuevo una de las mismas materias más dos nuevas, y en el tercer semestre estaba por perder la misma materia que había reprobado en el primer y segundo semestre más una más—Matemática y Estadística. La matemática y estadística eran la base de Economía, dos aspectos no negociables, sin ellos no había una base sólida.
Con todo lo que iba mal con Economía, mi ego de yo puedo con todo estaba herido y mi alma agotada. A su vez, poco a poco empezaba a poner más atención en mí, a pensar lo que me gustaba y reflexionar. Empecé a dedicarme más a clases de negocios y marketing. Había una emoción al escuchar e imaginarme en un mundo corporativo. Una emoción empezó a crecer en mí. Fue justo ahí, al filo del precipicio perdiendo una vez más Matemática, junto a tres (o cuatro) materias, más el tira y jala de esta relación que decidí enfocarme en buscar una salida. Empecé a actuar y moverme. Haciendo los trámites necesarios, rivalizando a otra carrera las clases que había aprobado y aceptando como aprendizaje las que había perdido. Empecé a ver las cosas con más claridad. Después de un pre-universitario y tres emocionalmente exhaustos semestres por fin paré y me escuché a mí misma. Descubrí que lo mío era el Marketing, que con esto yo iba a estar mejor y podía darme lo que tanto quería. Fue ahí donde pude darle un adiós (o hasta luego) a Economía, decirle no te quiero más en mi vida, y romper ese contrato de energía. Paradójicamente Economía volvió a mi vida quince años después, como uno de los cursos dentro del programa del MBA. Creo que era una de esas bromas que nos da la vida para que enfrentemos nuestro pasado y nos demos cuenta de que lo hemos superado. Pero esta parte es historia para otro blog :) El regreso de Economía.

El Marketing y Negocios me devolvieron la sonrisa y el entusiasmo por mis estudios, o lo que es mejor decir, el escogerme a mí, me devolvió la sonrisa y el entusiasmo por mis estudios. Entendí que no era responsabilidad de Economía hacerme feliz y proveerme esa independencia que tanto quería. No importaba la carrera o situación, era solo yo quien podía lograr mi independencia estudiando algo que verdaderamente me conecte y apasione.
Al final, nunca perdí con Economía. Me ensenó a mirar hacia adentro, elegirme y darme cuenta de que es lo que en realidad quería. Aún más, me ensenó a ser valiente y sentirme capaz de que yo podía, porque a su regreso quince años más tarde, a pesar de lo desafiante, la mire con valentía, me senté en cada MBA clase dando lo mejor de mí, siendo este uno de los cursos en los que más brillaría.
¿Y entonces?
Al escribir acerca de soltar y dejar ir, no tenía planeado hablar de mi experiencia estudiando Economía. Lo nombré al principio como una referencia a una de las cosas en las que me he aferrado en mi vida, pero analógicamente veo ahora mucha similitud con situaciones presentes a las que me he estado aferrando muy fuerte, negándome a aceptar y soltar.
Y entonces, ¿qué hay de aplicar mi experiencia con Economía en otras áreas de mi vida? Quizás escribir esta pieza era más necesario de lo que creía. Observar desde la distancia ciertas similitudes, la analogía y saber que es hora de soltar y dar espacio a cosas nuevas en mi vida.
Al final como en todo, el poder de elegir está solo en nosotros. Atravesar las dificultades, permitirnos sentir y no evitar ese sentir es lo que nos lleva a aceptar, poder llegar a ese momento donde podamos abrir nuestra alma y soltar.
Al terminar este escrito puedo decirme y decirles que al igual que con Economía, ya es tiempo de soltar lo que a por mucho tiempo nos hemos aferrado. Hay mucha matemática que repetidamente nos lastima y nosotros somos los únicos que podemos tomar el control de nuestra situación, elegirnos, aceptar el presente tal y como es, y con amor mirar a Economía, abrir la puerta, agradecer por lo aprendido y dirigirla a la salida.
Y tu, te has preguntado ¿A qué aun estas aferrado y te niegas soltar todavía? ¿Qué contrato energético hay entre aquello y tú que aún no lo descifras? ¿Cuándo puedes decir que es el momento de pausar, abrir el corazón, y soltar aquello que te lastima?
Me encanta!!!! Tantas cosas que hablar, se que hay alguien que me podría entender (tú)... te envio millón abrazos y tenemos pendiente ese café, aquí o allá (quien sabe). Felicidades mi Andreita... ❤️